18 de enero de 2015

Capítulo 7. You've Really Got A Hold On Me.

La semana pasó rápidamente. Pronto volvió el lunes y con ello, otra nueva semana de clases. 

Lunes por la mañana. Me despierto y bajo a la cocina a prepararme el desayuno. Un buen tazón de leche con cereales y un zumo de naranja.
Después, subo a mi habitación, me visto y me preparo para ir a clases.

Era estudiante de periodismo. Desde muy pequeña soñaba con ser una gran y famosa periodista en mi país y en el mundo. 

Cogí mi mochila y me marché.

Llegué a la universidad y me dirigí hacia mi correspondiente clase. Junto a las taquillas estaba Lilly hablando con unas viejas amigas mientras sacaba su material. Me acerqué a ella.

J: todavía en shock por el concierto ¿no? -le dije.
L: ¡Jannie, hola! -me sonrió.
J: venga, entremos en clase.

Las primeras clases finalizaron y pronto vino la hora de descanso.
Me fui directa a la cafetería. Me senté en una gran mesa, donde no había nadie. Mientras me comía una napolitana de chocolate y un café con leche, saqué un libro de mi mochila, que todavía no había terminado de leer.
Miré a lo lejos, y vi a Lucy y a Lilly juntas riendo. Desde que se conocieron en el concierto de The Beatles, se habían hecho muy amigas e inseparables. 

Lilly era un año menor que Lucy y yo, asi que no iba al mismo curso que nosotras.
Las vi llegar, sonriendo, y se sentaron conmigo.

Li: por fin te encontramos, te hemos buscado por toda la facultad.
Lu: sí, es verdad. -añadió ella.

Ellas sacaron su comida mientras yo continuaba leyendo mi libro.

De repente, todo el mundo se giró hacia la puerta principal, donde se oía un tremendo ruido. 
Era Katherine Gibbs. La chica más popular, más guapa y más idiota de toda la universidad.
Sus tacones resonaban en todo el salón, hasta que ella, junto a sus perritos falderos, o sea, sus inseparables "amigas", llegaron hasta su mesa.

J: Me voy chicas. No aguanto tanta idiotez alrededor mía.

Recogí mis cosas. 

Al momento, sentí una sensación extraña. Me sentía como si fuera el centro de atención en ese mismo momento. Y así era.
Desvié la mirada, disimuladamente, hacia la mesa de las animadoras, donde se oían unas risitas mientras Katherine Gibbs me miraba de una forma muy descarada. 

Me hice la despistada. Quería salir de allí enseguida.
Cuando me disponía a salir, se oyó un grito.

Mira que eres estúpida, que ni tu papaíto no te deja salir de casa. No tienes vida.”

Eso fué la gota que colmó el vaso. Katherine se estaba metiendo con Lucy. Delante de toda la universidad. No, no podía permitirlo.

Volví corriendo hacia donde estaban ellas. Lilly intentaba llevar la situación, agarrando del brazo a Lucy. Iba a llorar, su cara y sus ojos lo decían.

J: ¿por qué no te metes con los de tu coeficiente intelectual, Katherine? Déjala en paz, venga.
K: mira a quien tenemos aquí, si es la tan famosa Jannie Lane...-dijo con cierto rentintín en la voz.
J: sí, soy yo. Y ahora si nos disculpas, las chicas y yo tenemos cosas que hacer.-dije mientras intentaba que Lucy y Lilly salieran de allí.
K: ¿tan pronto te vas? Ahora que empezaba lo mejor.
J: ¿lo mejor? ¿A que te refieres?
K: Lo mejor de decirte que dejes de mirar a mi chico.-dijo enfadándose.
J: ¿tu chico? ¡Si ni siquiera sé quien es! Y tampoco voy mirando a todos los chicos que pasan por mi lado. 
K: Claro, entonces seguro que eres lesbiana ¡por eso no miras a los chicos! Y si, mi chico es Dylan. 
J: ¡No soy lesbiana!
K: Marimacho
J: ¡Imbécil!
K: Idiota. 
J: ¿Tú no tienes neuronas o qué?

Aquello parecía más una pelea de animales salvajes, donde yo era un gatito aterrado y ella una leona muy hambrienta.

Y apareció él. Dylan. Lo había visto antes sentado en la mesa junto a los chicos del equipo de fútbol.

D: ¿Qué está ocurriendo aquí?

Tras un largo silencio, le dije.

J: Nada, aquí tu chica.-dije recalcándo esta última palabra.- que se está haciendo falsas suposiciones sobre mi.
K: ¡Me ha llamado imbécil! -dijo haciendose la falsa ofendida.
D: ¿Es eso verdad? 
J: Si, pero ella me ha llamado lesbiana. 
K: Te he llamado lesbiana porque los chicos no te gustan ni piden salir contigo. Y porque quiero que dejes en paz a mi novio.
J: Escucha una cosa, Katherine; ni me interesa salir con nadie, ni me interesa tu chico, y lo principal, no me gusta ir zorreando con todo chico que se me cruza por delante...como otras.
K: Pero serás...-pero se calló y se marchó de allí junto a sus amigas.

Tuve una gran sensación de felicidad cuando ella se fue. Me di cuenta de que Lucy y Lilly se habían marchado. Ahora tan sólo quedábamos él y yo.

J: Siento el numerito...ya sabes, con tu chica.
D: Tranquila, es común en ella montar todas estas escenas ¿tú estás bien?

Espera, espera...¿Dylan preocupándose por mi? Debo estar soñando.

J: Sí...bueno, estoy acostumbrada. Intentaba ayudar a mis amigas. Sólo eso.
D: Bien. Bueno, pues me alegro entonces. Hasta luego, Jannie.

Me quedé sola. Repitiendo en mi cabeza cómo sonaba mi nombre de sus labios. Era tan...sensual, tan erótico...pero espera Jannie, Dylan no te interesa, se lo has dejado bien claro a la idiota de su novia, Katherine Gibbs. ¿Por qué entonces me había quedado embobada cuando ha dicho mi nombre? 

Definitivamente, me odiaba a mi misma.






3 de enero de 2015

Capítulo 6. ¡Qué noche la de aquel día!

Ahí los tenía, otra vez. Enfrente mía.

Sin dejar de tocar, con todos los gritos alrededor. Era todo un sueño. Un sueño hecho realidad.
No podía dejar de mirarle. Era él. George Harrison. El hombre a quien más admiraba en todo el planeta. Lo amaba como no amaba a nadie, pero bien sabía que era un amor imposible y platónico, ya que nunca podría estar ni un minuto con él.

Los minutos pasaban, y estaba llegando, desgraciadamente, el final del concierto.

De repente, los gritos iban cesando, la música iba desvaneciendo...anunciando el final.
Y, simplemente, pasó. Todo acabó.

La gente salía rápidamente del recinto,

Lu: ¡HA SIDO INCREÍBLE! -gritó.
Li: Creo que nunca he estado tan feliz como ahora mismo. -dijo soñadora. ¿Y tú, Jannie? Estás...estás como...ausente ¿qué pasa?.
J: Nada chicas, sólo que estoy...-no digas nada, estúpida.-dije para mi misma.- Sólo que estoy, en shock.

Mientras Lilly y Lucy salían de allí y hablaban sobre cómo había transcurrido el concierto, me quedé quieta en aquel lugar. Recordando todo lo transcurrido hace apenas unos minutos. El concierto, los gritos, mi guitarrista favorito y...bueno, aquel inesperado beso. ¡Y qué beso!
Suspiré, aquel día había sido más que fascinante. Y me dispuse a salir de allí.

Íbamos las tres, cantando por las calles de vuelta a casa. Todo era felicidad para Lilly y Lucy. Iban absortas en sus pensamientos. Decidí dejarles un poco de 'intimidad'. Me encendí un cigarro mientras llegábamos a casa de Lucy.

Pero...a la vuelta de la esquina, se divisaban unas sombras. Y entre una de ellas, una muy pero que muy conocida para Jannie.

Era él. Otra vez él. No, no podía ser. Quería olvidarse de él, de lo que pasó en el concierto, de lo que pasaba cuando estaba cerca de él...no, se negaba.

Li: Mira Jannie, es Dylan.-dijo con tono chulesco.
J: ¿Y? Ni que fuera nada del otro mundo.-me hice la ignorante.
Lu: ¿Ese es el chico del que todas hablan en la universidad? Vaya, pues no está nada mal.
J: ¡PARAD!-grité.

No. No quería verle. No quería oir hablar de él.

Pero tenía que correr ese riesgo. Puesto que iban a la misma universidad, y sus respectivas clases estaban muy cercanas.

Pasaron por delante de él. Pero no estaba solo. Charlaba con unos amigos en un coche totalmente nuevo.

Sólo se oían risas.

Pasé por delante de él. Y sin quererlo, él se giró para verme. Le di una calada al cigarro. Y entonces lo vi. Vi su mirada de deseo. Vi su sonrisa.

Le sonreí. Y seguí andando con las chicas.

Li: Emmm, Jannie...creo que vamos a tener problemas. -dijo con un tono preocupante
J: ¿Qué pasa, Lilly?.-le pregunté sin hacer mucho caso

Vi como Lucy se había quedado callada de repente y con los ojos muy abiertos. En la puerta de su casa estaba su padre. Con cara de pocos amigos, mirando fijamente a su hija, Lucy.

Debía ayudarla.

Lu: ¿Qué voy a hacer Jannie? ¡La he liado! No voy a salir de casa en lo que me queda de vida.-dijo sollozando.
J: Tranquila Lucy, lo vamos a explicar todo. Y yo estaré contigo en esto.

Lucy entró llorando en su casa. Su madre y ella se fundieron en un gran abrazo. Estaban muy preocupados por ella, ya que habían entrado en su habitación y no estaba.

J: ¿Puedo pasar? Necesito aclararlo todo con usted.

Entré en su casa. Fuimos todos al salón y nos sentamos en los sillones.

Padre: ¿Me puede explicar alguien que es todo esto?.-dijo enfadado.

Hubo un silencio.

J: Por favor, no sea malo con Lucy. Ella no tiene culpa de nada, todo ha sido por mí.
P: Exijo saber qué es lo que ha pasado. Lucy...-la miró duramente.

Ella se echó a llorar. No podía más.

J: Verá, hemos...hemos ido a...un concierto de The Beatles.
P: ¿¡DE THE BEATLES!? Lucy, te prohibí que escucharas esa música. 
Lu: Pe..pero papá...
P: No hay nada más que hablar. Sube a tu cuarto, enseguida.

Ella subió, llorando. Era muy duro que su propio padre le prohibiera escuchar a esos cuatro chicos.

Su madre quiso calmar la situación.

Madre: Edward, cálmate por favor.

E: ¿Cómo ha sido?

J: Yo lo ideé todo. Le ayudé a escapar. Venga vamos, era su sueño. No puede prohibirle eso a su hija.
E: Es mi hija y tengo todo el derecho a obligarle y a prohibirle lo que quiera.
J: Está bien. Pero recuerde una cosa. Su hija crecerá, se irá de casa, será libre....se arrepentirá y ya será demasiado tarde para recuperarla. 

A todo esto, Lilly y yo salimos de allí.

Li: ¿Qué vamos a hacer, Jannie? ¡No podemos dejar a Lucy así!
J: No lo sé, Lilly. Pero una cosa tenemos que hacer.
Li: Pero ¿el qué?
J: Sacar a Lucy de allí.

Y a partir de ahí, cada una caminando hacia sus casas, decidieron que desde ese mismo momento, sus vidas iban a cambiar.